Este año 2018 va a ser un año clave por muchos motivos, uno
de ellos por lo que respecta a la situación que vive actualmente el territorio
de Bardenas.
En junio de 1951, el entonces ministro del Aire le propuso
a Franco el uso de las tierras Bardeneras como campo de entrenamiento militar y
a partir de entonces la dictadura franquista convirtió unas tierras ricas en
recursos en un lugar lleno de riesgos donde se practicaba la guerra. Esta
tierra que había ofrecido pasto, leña, cereal, resguardo… a las gentes de los
pueblos – que en el caso de Navarra se habían organizado en torno al ente
histórico de la Comunidad de Bardenas – se transformó en el escenario de
numerosos accidentes, el primero de ellos mortal, provocando la muerte de un
pastor en Arguedas en 1952.
Fue la Junta de Bardenas la que firmó este primer contrato
con el Ministerio del Aire por una duración de 25 años, y 22.000 pts/año,
llegando a la finalización de éste con multitud de protestas sociales en la
calle y con diferentes declaraciones políticas en contra del mismo. En 1976, se
volvía a renovar este contrato por otros 25 años, esta vez por cantidades
económicas mayores, debido al rechazo social del mismo. Por entonces, hacía ya 6
años de que el Ministerio de Defensa había firmado con EE. UU el memorándum de
entendimiento, por el cual las fuerzas aéreas americanas se entrenaban también
en Bardenas. Los accidentes fueron sumándose y a principio de los años 80, las
protestas sociales contra la presencia militar en estas tierras habían sido
multitudinarias, y brutalmente respondidas por la guardia civil, provocando
incluso la muerte en 1979 de Gladys del Estal.
Durante los años 80 se produjeron multitud de accidentes,
tantos que incluso varios diputados de UPN interpelaron al Congreso en
diciembre de 1980, ante la cantidad de accidentes sufridos. En 1987, Jaime
Ignacio del Burgo requería informes acerca de la veracidad de las informaciones
aparecidas en el diario El Pais (3/5/1987) en el que aseguraba que el polígono
de Bardenas no cumplía las condiciones mínimas de seguridad, debido a sus
pequeñas dimensiones.
Un año más tarde en enero de 1988, la Junta General de
Bardenas acordaba por unanimidad pedir el desmantelamiento de este polígono
militar, y en octubre de este mismo año el Parlamento de Navarra aprobaba una
resolución por la que instaba al Gobierno Foral a que realizara cuantas
actuaciones fueran precisas en orden a la consecución del cierre de este
polígono. En abril de 1990, el Gobierno Foral en manos del PSN, solicitaba al
Ministerio de Defensa el desmantelamiento del polígono.
Los años 90 fueron años de gran actividad militar en estas
tierras, lo que continuó provocando numerosos accidentes y una consecuente gran
preocupación por el uso de uranio empobrecido, debido a las prácticas militares
que se exportaban entonces a la guerra de los Balcanes. No faltaron por
supuesto, las protestas sociales y las iniciativas institucionales a favor de
su cierre.
Así,
en junio de 1998, el Parlamento Navarro aprobaba por unanimidad una moción en
la expresaban su firme voluntad de que no se prorrogara la vida de este
polígono más allá del 2001.
En
1999, una Ley Foral declaraba Bardenas Parque Natural, y un año más tarde la
UNESCO aprobaba la solicitud de la Comunidad Foral de declarar Bardenas Reserva
de la Biosfera. Sin embargo, ninguna de estas declaraciones medioambientales,
ni las protestas sociales ni los graves accidentes que seguían produciéndose,
impidieron que se renovara de nuevo el contrato entre la Junta de Bardenas y el
Ministerio de Defensa. En 2001 de nuevo, se firmaba un contrato, esta vez por 7
años, y por un canon económico mayor, con la intención de buscar otro lugar alternativo
a Bardenas. No fue así y en al año 2008, la entonces Ministra de Defensa Carme
Chacón firmaba con una Junta de Bardenas alejada de las exigencias y
necesidades de la población un contrato de 10 años, prorrogables
automáticamente a otros 10 años.
La
Junta de Bardenas, conformada en su mayoría por representantes de UPN y PSN – que
hasta entonces habían mantenido posturas medianamente críticas con estas
instalaciones –, cedían ante el canon económico, que durante años han usado
para gastos de protocolo y viajes, que no hace mucho cuestionaba Comptos en un
informe económico. La continuidad de estas instalaciones militares depende de
un ente tradicional, que procede de tiempos medievales y que no representa
democráticamente a las gentes de los pueblos afectados. El uso y disfrute de
las Bardenas están en manos del presidente de esta Junta,que se reúne
escasamente una vez al año, resultando casi imposible el cuestionamiento y la posibilidad de incluir propuestas en sus
asambleas.
Desde AHORA NAVARRA – ORAIN MUGITUZ
entendemos y defendemos que son los pueblos afectados los que deberían decidir
sobre el futuro de estas tierras, y no un ente que representa los intereses económicos de
unos pocos y pocas – como los monjes del Monasterio de la Oliva – frente al
resto de mayoría social compuesta por miles de habitantes y cuya organización y
funcionamiento aún se rige por una normativa del todo alejada del concepto de
democracia.
Además,
instamos a que los cargos públicos de nuestra comunidad retomen aquel espíritu
en defensa de sus representad@s que en su día demostraron tener, siempre en
favor de la posibilidad de una vida basada en los principios de paz, de
sostenibilidad y de seguridad para su propia tierra, generando una alternativa
económica al canon que procede de la guerra.
AHORA NAVARRA – ORAIN
MUGITUZ
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