Hoy,
4 de mayo, está previsto que ETA anuncie públicamente su definitiva disolución.
Dada la trascendencia de la cuestión para la sociedad vasca, desde AHORA
NAVARRA – ORAIN MUGITUZ deseamos manifestar una serie de reflexiones:
1. Entendemos
este acontecimiento como un indudable e
imprescindible paso más hacia la paz y convivencia. Dado
el profundo dolor y sufrimiento injusto, injustificado e innecesario que ha
causado este grupo a lo largo de su existencia, no podemos sino considerar este
hecho histórico como una gran noticia que hemos de saludar e incluso celebrar.
2. Apelamos a la contribución de ambas partes para construir
una nueva era democrática en la que prime la verdad, justicia y reparación. Y,
en este sentido, creemos fundamental que se lleve a cabo un efectivo
reconocimiento de todas las víctimas sin distinción.
La construcción de una
definitiva sociedad pacífica requiere tanto que ETA siga avanzando en la
justicia y reparación del dolor causado como que el Estado asuma la responsabilidad
de entender este gesto como una auténtica intención de contribuir a esta
convivencia, reconozca también su aporte a la retroalimentación del “conflicto
vasco” que tanto dolor ha causado a toda la ciudadanía y se disponga a tomar
decisiones encaminadas a desmantelar todas aquellas medidas en su día diseñadas
para la persecución de los actos terroristas y que, a partir de hoy, dejan de
tener sentido.
Cabe recordar y
aplaudir cómo el pueblo vasco ha demostrado ya en innumerables ocasiones su
firme compromiso con la paz y la convivencia; y, por ello, deseamos que esta
voluntad popular sea entendida y transformada en realidad por parte de quiénes
tienen la responsabilidad de hacer del pueblo vasco un pueblo ejemplo de
reconstrucción democrática a partir de la justicia y reparación para con su
ciudadanía.
3. La existencia de ETA ha
impedido visibilizar la violencia estructural del sistema a lo largo de muchos
años.
El Estado español, bajo el pretexto de las actuaciones terroristas de la banda,
ha venido poniendo en marcha toda una serie de medidas represivas –
jurisdicción especial, legislación liberticida, política penitenciaria de
excepción – que finalmente se han aplicado no sólo frente a las personas
pertenecientes a la misma sino también a otras muchas totalmente ajenas a ella.
Justificándose en el terrorismo como una realidad presente en nuestra sociedad,
el Estado ha encaminado sus políticas hacia la represión de toda diferencia y
crítica frente a la ideología impuesta, evitando así avanzar hacia la
profundización democrática y limitándose a perseguir a quiénes desde el
ejercicio de sus derechos y libertades básicas ha procurado poner en evidencia
las violencias del sistema.
Muchos hechos que están
sucediéndose actualmente en el Estado español, fruto del desgaste de sus
estructuras y la indignación ciudadana frente a la represión y la imposición de
un modelo ya del todo denostado – como ocurre en el caso de Catalunya, la
persecución de la libertad de expresión o manifestación o el tratamiento terrorista
de unos hechos alejados totalmente de esta realidad – son posibles gracias al
Estado de excepción construido bajo la “amenaza terrorista” como justificación.
Por ello, la disolución de ETA abre una nueva etapa
para quiénes luchamos por la construcción democrática, el desmantelamiento del
régimen del 78 y la apertura de nuevos procesos constituyentes construidos
desde abajo y a partir de alianzas populares enriquecidas por la diversidad
ideológica que nos caracteriza como sociedad.
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